El reconocimiento aéreo es un juego peligroso, especialmente sobre el moderno campo de batalla. El desarrollo de los misiles guiados portátiles ha permitido que hasta el más veloz reactor de reconocimiento pueda ser derribado por un solo soldado. Portanto, aunque que el avión de reconocimiento táctico sigue siendo ei medio principal de recogida de información sobre el campo de batalla, los ejércitos de todo el mundo buscan un método alternativo mucho menos arriesgado. Los aviones radiocontrolados (drone) no son una idea nueva. Ya en los años veinte británicos y norteamericanos experimentaron con misiles teleguiados; para el reconocimiento hubiese bastado substituir la cabeza bélica por una cámara fotográfica. Para hacer llegar las imágenes a su destino, bastaría con que el vehículo regresase a sus líneas y se hubiese podido recuperar la película. En los años cincuenta, las mejoras en los métodos de radiocontrol y el desarrollo de fotocámaras ligeras condujeron a las primeras realizaciones prácticas de vehículos de reconocimiento no pilotados.
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